Las finales de la LUB 2014-2015 vienen siendo un resumen lo que es el basquetbol uruguayo actual: mediocre.
Lo triste es que la mediocridad nace de la propia competencia y no necesaria ni exclusivamente de quienes practican el deporte.
La forma de disputa del campeonato es un espanto. A los dirigentes del basket no se les cae una idea, ni siquiera copiada de algún lado, para poder levantar el nivel y mejorar en todo sentido.
Con ver la organización y forma disputa de todos los campeonatos de la FUBB rápidamente nos damos cuenta que Uruguay nunca más, salvo un milagro, podrá soñar con ir a un mundial o JJOO.
Cuando aún peleábamos sudamericanos (lo único que podríamos aspirar a conquistar hoy) al basquetbol en Uruguay se jugaba todo el año; se arrancaba con un torneo invierno, luego el federal y se terminaba con una liguilla (con refuerzos) que solía ser éxito en cuanto a espectáculo y público.
Cuando aún ganábamos sudamericanos se jugaba de 1ra a 4ta, a la vez! Hoy se juega la LUB y el Metro descansa. Así permitieron que gran parte de los que juegan un campeonato, se cambien de camiseta y en pocos días ya estén participando de otro, en otra divisional. De esa forma se vienen tapando y desmotivando a jóvenes jugadores, proyectos, etc.
Antes no se pagaban derechos de televisación. Canal 5 pasaba algunos partidos y a veces Canal 10 transmitía las finales del Federal; y luego sí se comercializaba la Liguilla. Igual había buena concurrencia porque el espectador del basquetbol, mucho o poco, siempre fue fiel al deporte más allá de cómo le podía ir a su club.
La TV pudo ayudar a llevar el basket a todo el país, el proyecto de LUB también, pero la carencia de ideas de la dirigencia desmoronó el sueño en menos de 5 años.
Ya no quedan equipos del interior, la integración es un chiste y todo se reduce, como toda la vida, al Departamento de Montevideo.
Hay un sinfín de cosas que se hacen mal, entre ellas, permitir indiscriminadamente el cambio de extranjeros en los equipos hasta la etapa semifinal del torneo, algo inconcebible!
Sucede que las reglas, disputa de los campeonatos, fechas, todo, absolutamente todo, se vota en Asamblea de clubes. Son ellos pues los responsables y los únicos que pueden ayudar a cambiar esta realidad; ¿qué esperan?
Argentina ha tenido excelentes deportistas a lo largo de su historia: Juan Manuel Fangio, Roberto De Vicenso, Guillermo Vilas, Diego Maradona, Emanuel Ginobili y hasta Leonel Messi, si venimos hasta nuestros días; ninguno ha sido tan enorme como Carlos Monzón.
Monzón no sólo salió campeón del mundo y estuvo en la cima de su disciplina deportiva en un momento determinado de su carrera. El santafesino perduró más tiempo que ningún otro en la élite del deporte que practicó. Por eso no sólo es el mejor boxeador argentino de la historia sino uno de los mejores de todos los tiempos, libra por libra, a nivel mundial.
Carlos Monzón disputó 100 peleas y sólo perdió tres, dentro de las primeras 19.
Luego de su 3er derrota estuvo 81 peleas sin perder y SE RETIRÓ, COMO POCOS, CAMPEÓN!
Fueron 13 años sin perder, siete (7) consecutivos como campeón del mundo y 14 defensas exitosas.
Lamentablemente muchos hoy lo recuerda más por lo que hizo debajo que arriba del ring. Vaya mi recuerdo para Carlos Monzón. Algún día, será leyenda.
Recién llego de ver «Gonchi», una película que de principio a fin te deja con los sentimientos a flor de piel. Quiero agradecer nuevamente a su director Federico Lemos (@fedelemos26) por la invitación y felicitarlo por haber hecho un trabajo espectacular.
Gonchi te posiciona en lo que es la vida de un joven que lucha por alcanzar sus objetivos: a fondo, cargada de sueños, sacrificios, mucho esfuerzo y varios golpes, algunos de los cuales, lamentablemente, no dan revancha.
Es imposible no emocionarse al recordar la vida de Gonzalo Rodríguez. Lloré y mucho por su trágico final; al ver la película, me volvió a pasar lo mismo.
El deporte me llevó a llorar por dos acontecimientos: la derrota de Uruguay en la final del mundial Sub.20 de Malasia (1997) y al enterarme de la pérdida de Gonchi aquél fatídico 11 de setiembre de 1999.
Respuestas al por qué pude encontrar con el tiempo. Haber podido ver a Uruguay campeón del mundo, aunque juvenil, fue algo siempre soñado por mi.
Al perder aquella final le desolación fue total. ¿Por qué? Porque SEGURAMENTE NUNCA MÁS IBA A VER A URUGUAY EN UNA INSTANCIA SIMILAR.
Eso pasa cuando perdés algo y sabes que difícilmente lo puedas recuperar o, en todo caso, puedas volver a estar tan cerca del objetivo.
En el caso se Gonchi no sólo se acabó un sueño sino, y lo más importante, la vida de un ser espectacular. Como amante de la F1 supe que a partir de aquél 11.9.1999 nunca más iba a poder ver a un uruguayo tan cerca de competir en algo que es mi pasión.
Recuerdo aquella tarde cuando escuché por Canal 4 a Flavio Bonavena dar la triste noticia. Me fui solo a la vereda a llorar desconsolado. Lo mismo me pasó cuando llegó al país y fui a recibirlo a la rambla en una tarde lluviosa.
El comienzo de la película me llevó a mi infancia cuando corría carreras de bicicleta con mis hermanas cual si fuera un Gran Premio de F1. En una ondina “saltaba” las curvas que armaba con sillas que hacían las veces de chicana.
Es que mi niñez está asociada a la pelota y la F1. Torta de cumpleaños, “chaleco antiflama”, «cascos”, en fin, sueños similares a los que algún día tuvo Gonchi.
Aquellos que me pregunta por qué o cómo hago para ver carreras a las 3AM aquí tienen una explicación.
Cuando llegué de ver la película y me preguntaron si era triste porque entré aún lagrimeando simplemente respondí: «es que cuando Gonchi corría yo sentía que lo hacía con él».
Además de ser contemporáneo y compartir la misma pasión por el automovilismo lo admiraba por ser uruguayo, su constancia, talento, don de gente y varios etc.
Ver y escuchar en la película la admiración y respeto que Gonchi despertó en sus colegas causa un orgullo aún mayor. Rivales que llegaron a lo que él quería y que fueron vencidos en la pista, más de una vez, por nuestro gran piloto.
Muchos amigos no fanáticos del automovilismo por años me han preguntado ¿Gonchi hubiera llegado a la F1? Siempre les respondí lo mismo: no tengas dudas!
No olvidemos que llegar a F1 no es sólo largar los domingos 20 veces al año. Ser piloto de pruebas o tener la chance de pilotar un test, también lo es. En la película vimos a Montoya que fue campeón de F.3000, Indy, ganó las 500 millas y 7 carreras en la F1.
A ese Montoya nuestro Gonchi venció en más de una oportunidad! Pese a los roces entre ambos el colombiano homenajeó a Gonchi más de una vez corriendo con el logo de “Speedy Gonzalo” en su caso.
Del mismo modo, algunos compañeros de Gonzalo llegaron a la F1 habiendo sido superados ampliamente por él como Gaston Mazzacane (Minardi, Prost) y Justin Wilson (Minardi).
Da una impotencia enorme ver como todos, ABSOLUTAMENTE TODOS los campeones de F.3000 y GP2, desde 1985 a la fecha, pilotaron un F1.
Aquí todos los campeones de F.3000 que han sido pilotos titulares de F1: Christian Danner, Ivan Capelli, Stefano Modena, Roberto Moreno, Jean Alesi, Eric Comas, Christian Fittipaldi, Luca Badoer, Olivier Panis, Jean C.Boullion, Vicenzo Sospiri, Ricardo Zonta, Juan P.Montoya, Nick Heidfeld, Bruno, Junqueira, Justin Wilson y Sebastian Bourdais.
Luego tenemos a Jörg Müller (96) piloto de pruebas de Arrows, Sauber y Williams, y a Bjorn Wirdheim (03) tester de Pacific.
Desde 2005 la antesala de la F1 pasó a llamarse GP2; la situación no cambió y todos, incluso el último campeón (2014), se han subido alguna vez a un F1.
Han sido pilotos titulares: Nico Rosberg, Lewis Hamilton, Timo Glock, Giorgio Pantano, Nico Hülkenberg, Pastor Maldonado y Romain Grosjean.
Luego están los que ya han sido pilotos de prueba: Davide Valssecchi, Fabio Leimer y Joylon Palmer.
Entonces, si Gonchi ganó, peleó títulos y se codeó con todos los que salieron campeones y llegaron a la F1 cuando él corría, su destino, sin dudas, también era el de acceder a la máxima categoría.
Celebrando su victoria en el GP de Mónaco 99′
Claro que el talento llega hasta la puerta de la F1. Allí sólo se permite la entrada a los que van acompañados (de dólares)!
Hoy Gonchi me volvió a emocionar.
Lo quiero recordar con esa enorme y contagiosa sonrisa que regalaba todo el tiempo y agradecerle por la extraordinaria lección de vida que dejó a los niños de este país. En Gonzalo siempre tendrán un extraordinario ejemplo de lo que significa luchar por sus sueños.
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