APROVECHEMOS EL FIFAGATE PARA LEVANTAR NUESTRO FÚTBOL
Ahora que la FIFA se empezó a limpiar sería bueno pedirles la escoba para sacar toda la mugre que rodeada nuestra Asociación Uruguaya de Fútbol.
Si no nos preocupamos durante 9 años por Eugenio Figueredo no tenemos por qué preocuparnos ahora que otros lo están investigando; de él se encargarán en EEUU.
Aquí corresponde sí investigar a todos los dirigentes de los clubes que avalaron sus actos de corrupción; muchos de los cuales siguen hasta hoy. A ésos hay que investigar y expulsar del fútbol.
Dirigentes que siempre hicieron la vista gorda para que su “amigo” Eugenio pudiera hacer, comprar, vender y deshacer a gusto. Ello a través de reuniones que se realizaron durante años en importantes casas de Punta del Este.
Pero no sólo habría que ir por dirigentes que poco aportan a un fútbol digno.
Si se quiere un fútbol uruguayo mínimamente competitivo es hora de potenciarlo y terminar con grandes mentiras que no hacen más que empobrecer la actividad y emparejar permanentemente hacia abajo.
ES HORA DE ERRADICAR A LAS INSTITUCIONES QUE HACEN INVIABLE NUESTRO FÚTBOL; AL QUE LE TOQUE LE TOQUE.
EL VERSO DE QUE EL FÚTBOL ES LA INDUSTRIA SIN CHIMENEAS HAY QUE ERRADICARLO.
Una industria inviable cierra cuando las cuentas no dan. Lamentablemente atrás quedan familias que deben buscar otros horizontes. El fútbol es profesional hace rato, sin embargo, en el fútbol uruguayo ése razonamiento no se hace.
Se mantiene a clubes que de ninguna manera están capacitados para jugar profesionalmente.
Claro que ésas instituciones son mantenidas (no debí decir se mantienen) por el poder de turno en base a miserables préstamos como contraprestación a un voto que se pueda necesitar en una Asamblea de Clubes.
Se impone que las instituciones deportivas de este país sean consideradas como una empresa más y que en el caso de ser inviable desaparezcan.
Deben quedar de lado frases como “la barriada, la historia, el entorno” y varios etc que pretenden justificar el sostenimiento de algo inviable.
Sepan que todo eso en nada contribuye al fútbol; mucho menos a los propios integrantes de los planteles de ésas instituciones, algunos de los cuales perciben sueldos de hambre.
Quien no puede sustentarse por sí mismo no está en condiciones de desarrollar una actividad profesional; eso pasa en todos lados, menos en nuestro fútbol.
O se cambia la mentalidad y actúa de manera empresarial aggiornando nuestro fútbol a la realidad mundial o seguiremos como hasta ahora, hundiéndonos todos los días, un poquito más.
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