Q.E.P.D. ALCIDES EDGARDO GHIGGIA
Algún día el momento iba a llegar. Con lágrimas en los ojos hoy despido a quien hizo el gol más importante en la historia del fútbol mundial, Alcides Edgardo Ghiggia.
Dios quiso que esta leyenda se fuera el mismo día, casi a la misma hora, pero 65 años después, de haber dado vida al «Maracanazo».
Entre la lluvia de mensajes y homenajes que leí en estas horas destaco uno que resume el sentimiento de todo un país: “sólo los Dioses tienen derecho a elegir la fecha de su muerte y Ghiggia ha elegido exactamente el mismo día que silenció Maracaná”.
Si hablamos con orgullo de Maracaná en gran parte es por ese gol que Alcides hizo en el minuto 79 de aquél partido disputado en Río de Janeiro, un 16 de julio de 1950, y que permitió a Uruguay ponerse 2-1 y finalmente consagrarse campeón del mundo.
En todo el mundo se habla del “Maracanazo” pero no todos saben que ése partido NO FUE UNA FINAL y que CON EL EMPATE BRASIL ERA CAMPEÓN.
De hecho, fue la única vez en 20 mundiales disputados que no hubo un partido sino un cuadrangular final para definir al campeón. Ello al estilo de lo que fue la definición de varias Copas América, la última bajo dicho régimen la de Chile en 1991.
En la fase final Brasil venía de golear a Suecia (7-1) y a España (6-1) en tanto que Uruguay empató con estos últimos el primer partido (2-2) y contra los suecos, de atrás y a falta de 5’ logró imponerse 3 a 2.
Por lo tanto el destino quiso que contra Brasil, en el último partido, Uruguay definiera la posibilidad de ser campeón del mundo; pero con una diferencia, mientras a Brasil le alcanzaba el empate Uruguay tenía que ganar!
Tras empatar el primer tiempo sin goles, no bien comenzó el segundo (2’) Brasil se puso en ventaja. La misión parecía imposible, había que dar vuelta el partido y sólo quedaban 43’.
A los 20 del segundo tiempo empató Juan Alberto Schiaffino. Brasil seguía siendo campeón del mundo hasta que a los 34’ del complemento llegó lo impensado…
Esta persona que hoy despedimos convirtió el segundo gol de Uruguay, silenció a las 200.000 personas que colmaban el estadio y dejó petrificado a sus rivales que nada pudieron hacer hasta que terminó el partido.
GHIGGIA A URUGUAY LE DIO EL CUARTO TÍTULO MUNDIAL, AL FÚTBOL LA PÁGINA MÁS IMPORTANTE DE SU HISTORIA.
Esa interminable corrida que terminó con la definición al palo izquierdo de Barboza se convirtió en el gol más importante de la historia. Hubo y habrá miles de goles, ninguno de la trascendencia de aquél convertido por Ghigghia.
LA DESPEDIDA
Hoy demostramos, una vez más, que somos una nación ingrata y desagradecida.
Con Ghiggia se han ido todos nuestros campeones del mundo. Ninguno fue despedido como merecía y hoy perdimos la última oportunidad de redimirnos.
En 2002 se le dio poca repercusión y fuimos aún menos que hoy al panteón de los olímpicos del Cementerio del Buceo a despedir al otro goleador de aquella gesta, Juan A.Schiaffino.
Siento profunda tristeza por las autoridades de mi país (todos los estamentos) que en un momento como este se olvidaron de la gente y la pelota.
GHIGGIA FUE, ES Y SERÁ NUESTRO «HÉROE DE MARACANÁ» POR LO QUE HIZO EN UNA CANCHA DE FÚTBOL NO EN EL PARLAMENTO DONDE DECIDIERON VELARLO «PÚBLICAMENTE».
Ghiggia merecía -debió- ser velado, aunque sea por unas horas, en el césped del Estadio Centenario y ante una multitud que debió concurrir a despedirlo. Allí fue donde Alcides se hizo grande, cosechó los méritos suficientes para llegar a vestirse de celeste y así poder jugar aquél 16 de julio de 1950.
Nada hizo Alcides Edgardo Ghiggia dentro del Palacio Legislativo; sí en el Centenario donde la gente de fútbol lo conoció, agradeció y debió despedir.
En noviembre de 2013 no costó nada gritar su gol en aquél homenaje que se le brindó en la previa del partido Uruguay – Jordania. Claro que aquello fue montado por una empresa que buscaba sacar su rédito pecuniario a través de un libro y futura película.
Hoy no había plata de por medio. Ningún campeón del mundo uruguayo tuvo plata de por medio. Y así fue que la gente del fútbol se quedó sin poder despedir a su héroe.
Por otra parte me pareció una falta de respeto y sentí vergüenza ajena con las alocuciones que se hicieron en cementerio.
Julio Toyos aprovechó para criticar de manera absurda al técnico de la selección actual. Atilio Garrido para mencionar las bondades de Tenfield y hacer alarde del dinero que pasaba por mes a la familia del jugador y, finalmente, otro ignoto «periodista» hablando en primera persona de su relación con Ghiggia y promocionando su programa en radio Universal. Un espanto!
Hoy no se despedía a un futbolista, se despedía a una GLORIA DE ESTE PAÍS que excedía los colores y su profesión. Ni siquiera viendo la repercusión mundial que generó su deceso pudimos darnos cuenta de lo INMENSO que fue, y despedirlo en consecuencia.
Para la próxima vez, si algún día vuelve a haber una próxima vez, dejen el parlamento de lado y recuerden que el lugar natural del futbolista es la cancha de fútbol.
Ojalá Alcides haya recibido en vida el cariño que mereció. Ojalá haya sido bien recibido por el resto del plantel que lo estaba esperando. Ojalá algún día otro uruguayo pueda volver a tocar la Copa del Mundo; si eso es así, ya saben que significa…
Hasta siempre y gracias, Alcides Edgardo Ghiggia.
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