Conocemos la identidad del seleccionado uruguayo así como el estilo de Brasil, Paraguay, Colombia o Argentina; pero no se conoce el estilo de otras selecciones, como la de Chile.
Con la llegada de Bielsa se marcó un camino que gustó y pareció dar resultados, aunque una vez más quedo eliminada en 8vos de final de un mundial.
Sampaoli continuó bajo el mismo estilo y así Chile llegó a su primer y único título internacional en 99 años de historia.
Los títulos a veces por sí solos no dicen nada pero en este caso, significó la demostración de que jugando de determinada manera y con determinados jugadores, se podía llegar al éxito.
Así, sin darse cuenta, Chile encontró su identidad.
Sería aconsejable que procuren no perderla. Hoy todo el mundo sabe a qué juega Chile, podrá perder o ganar pero se sabe a qué juega.
A lo largo de la historia se han pasado cambiando de técnico, cada uno con su idea de juego, sin llegar a definir un estilo y sin poder cosechar logro alguno.
Chile debe entonces defender a capa y espada, generación tras generación y sea quien sea el entrenador, esta forma que tiene de jugar; seguramente así no vuelvan a pasar 99 años para lograr otro título.
Pero cuidado… a la idea hay que agregarle algo que hoy le falta, humildad.
Algunos chilenos muy criteriosos apenas terminó el partido del pasado martes tuvieron la grandeza de saludarme, lo cual mucho agradezco. Todos demostraron la misma preocupación: el exceso de soberbia de sus jugadores.
Al principio creí que exageraban, luego me di cuenta que no. Las declaraciones de Sánchez y Vidal, los gestos de Vargas, la tonta expulsión de Valdivia y las muestras de desequilibrio emocional del entrenador Sampaoli, denotan una soberbia que de continuar, no ayudará a crecer a su seleccionado e impedirá dar el salto de calidad que necesitan para posicionarse a nivel mundial.
De esta forma parecieran no haber aprendido de sus errores (históricos) pasados.
Antes del partido escribía: “los chilenos deberán aprender a manejarse desde un lugar que hasta hoy desconocían, la cima.
Porque ganar un título no te hace grande, GRANDE es el que triunfa, mantiene la humildad, respeta al adversario y sigue trabajando para superarse día a día.
De esa forma te mantenés en la cima aunque circunstancialmente no tengas la corona de campeón.
La soberbia es el peor enemigo del éxito circunstancial. Sobre ello debe trabajar el entrenador chileno. Porque mientras los triunfos sigan el buen clima acompañará al seleccionado pero ante el primer traspié, los nervios internos pueden hacer que todo cambie.
Lo importante en la vida es aprender de los errores y sacar provecho de ellos. Chile tiene una larga eliminatoria para demostrar, más allá de los resultados, que puede mantener un buen clima dentro y fuera de la selección”.
Evidentemente pasó el partido y me di cuenta que en nada de eso se había trabajado; es más, si un entrenador ingresa a la cancha para gritarle «cagón» a un rival, en la primera cabeza que hay que trabajar es en la suya.
Suelo decir que “cuando la cabeza está mal, el resto del cuerpo estará mal”. Y si el mensaje del técnico está cubierto de soberbia, difícilmente el de sus dirigidos no lo esté.
Un equipo debe estar preparado para cualquier traspié y Chile, evidentemente, no lo estaba. Porque cuando se pierde la contingencia máxima deben ser 3pts perdidos y un gol.
Pero no, el martes perdieron mucho más que eso de cara al partido contra Argentina de local: 3 goles en contra, un expulsado directo, seguramente dos más de oficio, otros suspendidos por amarilla y, sobre todo, se perdió la tranquilidad.
La confianza que tenía el equipo y la gente, basada en la certeza de su juego, se empezó a perder.
Y en eso tiene la exclusiva responsabilidad el entrenador. Como decía, alcanza leer las declaraciones de los, por siempre soberbios ‘jugadores estrellas’ chilenos, para advertir que no se trabajó en sus cabezas.
Para que Chile no retroceda y no vuelva a ser un seleccionado de relleno en todas las competencias en las que participa, DEBE REACCIONAR YA!
Debe marcarse un liderato claro en el plantel y una línea de pensamiento, humilde, que baje desde el entrenador hasta el último suplente.
Debe mantener la identidad que tanto le costó encontrar. Debe olvidarse de las discusiones y pierna fuerte porque la historia les ha demostrado que por esa vía van a perder siempre.
Deben preparar desde ya el recambio generacional. Las selecciones juveniles chilenas no pasan de ronda en los sudamericanos.
Por ahora tienen plata en el banco con una gran generación que afloró de un momento a otro y se encontró en la selección mayor más fruto de la casualidad que del trabajo bien organizado.
Se sabe que todo recambio tiene su precio. Hay que estar preparado para ello. Hay que arriesgar mucho y saber cuándo jugarte por esos cambios. También la gente debe tener paciencia ya que los cambios traen consigo, generalmente, algún traspié.
Si no se hace nada el fracaso está asegurado. La generación se termina y los sueños también. No va a ser la primera ni última selección campeona continental que se queda fuera de una Copa del Mundo (Uruguay 1995/98; Colombia 2001/04, en Europa Grecia 2004/06, etc).
Porque hay algo claro, fruto de la fortuna podés llegar a ganar, pero difícilmente mantenerte. El éxito generalmente se construye y mantiene a través de un proyecto y mucho trabajo.
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