Resulta interesante saber que el nuevo Presidente de la FIFA, Gianni Infantino, está a favor del uso de la tecnología en el fútbol. Llegada esta, cuántos problemas se evitarían!
El cambio más importante que terminaría con cientos de discusiones al año en distintas ligas del mundo es el hecho de dejar implementado, para siempre y con carácter general, el uso de un sistema que permita determinar cuándo se convierte un gol, es decir, cuándo la totalidad de la pelota ha traspasado la línea de meta.
El fútbol de hoy se define por detalles y un gol, que es lo más importante de un partido, no puede quedar librado a la visión de una persona.
PARA OTORGAR UN GOL SE NECESITA TENER CERTEZA Y ES LA TECNOLOGÍA, A DIFERENCIA DEL OJO HUMANO, LA ÚNICA QUE LA PUEDE DAR.
Por otra parte, es más barato invertir en un software, con el dispositivo que marca si la pelota pasó o no la línea de gol, que pagar a otros dos árbitros para que estén parados, cuasi inertes, detrás de cada arco.
Dicho sea de paso, dos, tres o seis árbitros seguirán cobrando de acuerdo a SU VISIÓN la cual NO ES SINÓNIMO DE CERTEZA.
Mientras la decisión de otorgar un gol siga dependiendo de la visión de un ser humano el error es una posibilidad que estará en cada encuentro.
Hay gente reacia a los cambios. En este caso, muchos técnicos se quedarían con un argumento menos para justificar luego su mal juego así como muchos periodistas no tendría de que hablar.
Algunos no son partidarios del uso de la tecnología porque entienden que esta le quita dinámica a un deporte que no admite detenciones salvo en casos excepcionales decididos exclusivamente por el árbitro.
Sin embargo, en lo que hace al otorgamiento de un gol, ha quedado demostrado que el uso del “chip” es una herramienta perfecta que en nada modifica el espíritu o esencia del juego.
Su aplicación no implica detener el partido como ocurre en el rugby o basquetbol.
De llegar la tecnología al fútbol, como ya sucedió en la Copa de las Confederaciones 2013 y Brasil 2014, seguro se hablaría más del juego y algo menos de los arbitrajes.
Su eficacia quedó demostrada en el partido jugado entre Francia y Honduras cuando el árbitro concedió un gol a los galos tras un remate de Benzema.
Allí, un sensor avisó al juez que la pelota había ingresado por lo que rápidamente cobró el gol sin necesidad de consultar al asistente y evitándose todo tipo de discusiones.
Es verdad que no en todos los países se puede implementar este sistema por un tema de costos pero por lo menos se debe habilitar para que las Ligas que lo pueda solventar lo implementen si lo creen conveniente.
Por otro lado, debería ser obligatorio su uso para competencias internacionales.
Por ejemplo a nivel sudamericano a cada club se le exige presentar un escenario para oficiar de local, pues bien, dicho escenario debería tener incorporado el software que permita determinar si la pelota cruza o no la línea de gol.
Con lo que perciben hoy por jugar eventos internacionales seguramente esa inversión todos los equipos la puedan cubrir en su primera presentación.
También se pondrá en consideración el uso de la tecnología a la hora de sacar -o no- una tarjeta roja. En eso no estoy de acuerdo por dos motivos:
- En primer lugar implica detener el partido.
- Segundo, y más importante, CON O SIN USO DE LA TECNOLOGÍA, LA DECISIÓN DE EXPULSAR A UN JUGADOR SEGUIRÁ SIENDO DE CARÁCTER SUBJETIVO
Siempre van a existir matices a la hora de juzgar por lo tanto no se soluciona nada con parar el juego para decidir una expulsión.
Más cuando el reglamento contempla la posibilidad de expulsión incluso en casos donde no exista contacto con el rival; alcanza haber “tenido intención” de golpear o agredir. Incluso, cuando ha existido un “uso desmedido de la fuerza que pueda poner en riesgo el físico del rival”.
Y esa intención y uso desmedido no están definidos en ningún reglamento; nacen del sentido común de cada árbitro. Lo que es roja para un árbitro puede no serlo para otro.
De concretarse esta idea, además de pararse el partido habrán discusiones previas, durante y posteriores a la consulta en el video generándose, como suele suceder, un clima de presión hacia el árbitro y tenso, cuando no violento, entre los jugadores.
Si se van a copiar cosas del rugby en pos de un mejor espectáculo, que se comience por el tema disciplinario. Allí el árbitro es sagrado. En el acierto o en el error sus decisiones se respetan.
En el rugby no se admiten cuestionamientos, ademanes o gestos tribuneros que pongan al árbitro bajo presión de todo un estadio.
Ante el más mínimo gesto de desaprobación está prevista una sanción que va desde hacer retroceder al equipo 10 mts al ser pasible de tarjeta amarilla ser excluido 10 minutos.
Entonces, esperemos una rápida implementación de la tecnología sobre el único aspecto objetivo en la que esta puede ayudar, el otorgar o no un gol.
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