Cuando un equipo se te cierra atrás con quejarte luego del partido no vas a lograr los tres puntos que estaban en juego. Debiste encontrar durante el encuentro la manera de vulnerar su defensa y para eso existen varias posibilidades:

Romper con desbordes por afuera, a través de alguien que llegue hasta el fondo y realice un centro rápido para la llegada de volantes o delanteros que puedan definir.

todos atrásRomper con un pase filtrado por detrás de los defensores, buscando un compañero que pueda llegar en diagonal con chances de remate directo o centro al medio -foto-.

Hacer triangulaciones cortas, rápidas y hacia adelante, procurando hacer el clásico 2-1 -lo que requiere mucha precisión en los ejecutores-.

Sorprender con remates desde afuera, siendo esta la fórmula más sencilla mas no siempre utilizada.

Generalmente los equipos de nuestro país no hacen ninguna de estas cosas; los entrenadores optan directamente por quejarse menospreciando el trabajo de sus rivales.

Es verdad que la lentitud del fútbol uruguayo conspira contra ellos ya que si tenés todo un equipo metido atrás no podés jugar (tocar) en cámara lenta; si lo hacés, no habrá sorpresa alguna y así, difícilmente puedas romper la defensa rival.

Causa gracia escuchar a los técnicos locales, en especial algunos muy sobrevalorados, cuando justifican el empate o derrota de su equipo en el hecho de que su rival “armó dos líneas de cuatro y por ello les resultó difícil concretar todo lo que generaron”.

Habla muy mal de ellos.

Yo les diría, para empezar, que a los grandes equipos del mundo, incluyo si quieren a nuestros “grandes” que supieron serlo, SIEMPRE SUS RIVALES SE LE METIERON ATRÁS sabedores de que, en principio, son inferiores a ellos y que de no hacerlo, se exponen a perder por goleada.

En el 95% de los partidos a equipos como Real Madrid, Barcelona, Bayern Munich, Juventus, Milan, etc, sus rivales se le plantan bien metidos atrás, con líneas de cuatro o el sistema que sea, pero siempre esperándolos en su campo, cediendo terreno y pelota; sin embargo, en un altísimo porcentaje, igual ganan.

Desde hace prácticamente una década en nuestro país cualquier chico que no se regale ante un grande (con planteos audaces -generalmente ineficaces-), está en condiciones de llevarse puntos.

Se les ha perdido el miedo. Poco importa la tribuna, el presupuesto del equipo rival, las enormes diferencias que hacen a las condiciones de entrenamiento y más.

Hoy al grande le cedes terreno, regalas la pelota y generalmente no sabe qué hacer.

Antes el «chico» que se plantaba así terminaba cayendo. La mayor riqueza técnica de los jugadores de los grandes así como sus planteos -notoriamente más ofensivos y eficaces que los de hoy-, hacían que generalmente ganaran.

Hoy en el jugador de cuadro grande existe el miedo al murmullo de la tribuna; tanto si rematás de larga distancia y se va afuera, como cuando culminás una jugada y aquellos sabios entendieron que debiste dar un pase al compañero.

Además, en otros casos existe la crítica pública de algunos técnicos que dejan en evidencia su disconformidad con sus dirigidos, cuando a su entender, han tomado alguna decisión equivocada.

No hacen más que bajarles su autoestima y disminuirles la confianza de cara a lo que viene.

Así por ejemplo vemos técnicos que obligan a su línea media y defensiva a tocar y salir jugando sea quien sea el rival, sin medir las consecuencias. El miedo a no poder “reventarla” y verse expuesto a la crítica, varias veces lleva a hacer un mal pase y regalar un gol al rival.

Por ello los técnicos deberían pensar dos veces antes de decir que “jugaron mejor”, cuando pierden por ejemplo 1-2, justificando la derrota en el hecho de que “se metieron todos atrás».

En cualquier caso 2 siempre será más que 1, te metas donde te metas.

Está en el buen entrenador saber cómo contrarrestar la propuesta rival, romper la defensa, convertir y sobre todo, evitar que te conviertan.

Porque hay algo claro, si se te metieron todos atrás e hicieron más goles que vos algo mal como entrenador debes haber hecho.

En definitiva, como he expresado en alguna oportunidad, hay que saber admirar y no criticar al equipo que se mete atrás, usa el contragolpe y gana; la mayoría fracasa en el intento.