En horas jugaremos un partido clave por las clasificatorias del mundial de Rusia.

De su resultado dependerá seguir mirando la tabla desde arriba o quedar entreverados en un grupo de 6 selecciones donde calculadora y repechaje volverán a ser las dos palabras más escuchadas a la hora de volver a ver a nuestra selección.

Nos espera Paraguay quien desde 1957 nos ha amargado más de una vez, especialmente en partidos de eliminatorias. Contra los guaraníes históricamente se dan duelos parejos, con juego FUERTE pero LEAL.

Debemos tener presente contra quién jugamos; no sólo los que entrarán a la cancha sino también quienes acompañaremos desde afuera.

Los jugadores saben que no se trata de un partido al que haya que salir a llevarse al rival por arriba; en el fútbol de hoy sólo con carácter y pierna fuerte no alcanza, menos contra Paraguay.

Ya en épocas de campeones del mundo nos sorprendieron con un 5-0 que costó nuestra primera eliminación -vía eliminatorias- a una Copa del Mundo (Suecia 58’).

Las dos selecciones saben que si mañana van al roce tienen más para perder que para ganar; sobre todo en una clasificatoria que castiga la acumulación de amarillas para futuros partidos.

Si hay un país al que Uruguay debe respetar ese es Paraguay.

Algo que caracteriza a nuestros rivales de mañana es el respeto y la admiración que tienen por nuestro fútbol. Ellos reconocen que fuimos su espejo e inspiración a la hora de desarrollar este deporte.

Para ellos hablar de fútbol y decir que son “parecidos” a los uruguayos es un honor; son los primeros en elogiar nuestras virtudes, nuestros jugadores, a nuestros técnicos que han dejado enseñanzas en su país.

Son un pueblo que respeta y admira a los “charrúas” como ninguno!

Claro que el vínculo entre Uruguay y Paraguay es muy estrecho y excede el ámbito futbolístico.

Siempre existió un excelente relacionamiento entre la AUF y la APF.

En 1924 Paraguay organizó la Copa América de selecciones en territorio uruguayo, dado que no contaba con la infraestructura necesaria para el evento.

Ese mismo año los dirigentes paraguayos, en reconocimiento a lo que fue la gesta olímpica de la celeste en Colombes unos meses antes, decidieron ponerle al Estadio de Sajonia, hoy Defensores del Chaco, “Estadio Uruguay”.

Al año siguiente lo reinauguraron llamándole “Uruguay” e invitando a nuestra selección para el acontecimiento.

Himno paraguayoTodos saben que nuestro prócer José G.Artígas vivió sus últimos años en Paraguay. Hemos visto que por las redes sociales circula desde hace unos días una exhortación a respetar el himno paraguayo al momento de su entonación, cosa que no debería ser más que una obligación sea quien sea el  rival de turno; lo que no todos saben es que también respecto a ése símbolo patrio existe una vinculación muy grande entre ambos países.

Las letras de los himnos de Uruguay (1833/1845) y Paraguay (1846) pertenecen al escritor y poeta uruguayo Francisco Acuña de Figueroa.

En muchos lados confunden los nombres de nuestros países.

Muchos dicen que somos parecidos; en algunos aspectos lo somos.

Ellos son más tranquilos, nosotros vivimos estresados; no decimos “lastimosamente” ni «llavear» a la hora de abrir una puerta, así como ellos no usan el “bo” ni acentúan la “Y” para decir “uruguayyyyyyo”, pero somos parecidos.

Sobran motivos pues respetar a los adversarios de mañana.

No sólo a quienes estarán adentro sino al pueblo que ellos representan afuera; pueblo que sin dudas es quien más admira y respeta la esencia de los uruguayos.