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@En1buena

Lo demás es puro cuento

mes

junio 2017

CHILE SE QUEJA POR DESIGNACIÓN DE ÁRBITROS PARA LA FINAL DE LA COPA CONFEDERACIONES

La FIFA ha designado para la final de la Copa de las Confederaciones, a celebrarse en domingo entre Alemania y Chile, a siete árbitros europeos; la cuarteta clásica más los tres que estarán controlando el VAR.

Si bien ya hay medios y simpatizantes chilenos quejándose por ello en lo personal considero que lejos de perjudicarlo le otorga mayores garantías.

A lo largo del certamen quedó demostrado que los árbitros de países ignotos en el mundo del fútbol, como Gambia, están años luz de poder tener una actuación digna, habida cuenta que muchos de ellos han pitado cosas contrarias a lo que marca el reglamento en claro desconocimiento de este.

Los árbitros europeos, sin embargo, están acostumbrados a dirigir partidos de jerarquía y el más alto nivel de exigencia no sólo en sus ligas sino en las competencias internacionales en las que actúan (Champions League, Europa League, etc).

Creer que Chile será perjudicado por tener árbitros del continente de su rival circunstancial es partir de un supuesto que hay que desterrar. Si partimos de la buena fe e idoneidad de quienes imparten justicia la nacionalidad de estos no debería importar.

Por otra parte, hay antecedentes en finales de Copas del mundo que echan por tierra cualquier suspicacia al respecto.

Romualdo Arpi Filho
Romualdo Arpi Filho

Uno de los rivales que le tiene más «rabia» a la selección Argentina es Brasil; sin embargo, en 1986 un árbitro de ese país arbitró la final de México 86’ cumpliendo una actuación ejemplar.

 

penal
Momento clave. Edgardo Codesal ve foul de Sensini sobre Rudi Vöeller

Cuatro años más tarde, otro árbitro sudamericano (uruguayo nacionalizado mexicano) volvió a arbitrarle la final, también contra Alemania. Allí, un fallo «polémico» condenó al seleccionado albiceleste.

 

De haber existido cierta contemplación de parte del referee, hacia el continente de su nacionalidad, hubiera obviado la incidencia que derivó en el penal y la historia de aquella final, quizás, hoy sería otra.

Así que mejor preocuparse por lo que pasa dentro de la cancha que hoy por hoy, con tanta cámara, sistema VAR de por medio y millones de personas observado lo que ocurre en un campo de juego, cualquier fraude o acción sospechada de parte de un árbitro quedaría evidenciada y recibiría una condena mundial.

 

Alemania nunca juega con equipo “B”

Muchos fueron los comentarios por estos días que hacían mención al equipo “B” que el seleccionado germano llevó a la Copa de las Confederaciones que se está disputando en Rusia.

Ello en el entendido de que se trata de una selección más débil que la titular, suficiente para que, en teoría, pueda ser superada por cualquier rival que se le presente. Así se pretendió quitarle mérito al gran partido que hoy hizo el seleccionado chileno quien por momentos superó a los teutones.

Pero los críticos pierden de vista dos cosas: por un lado el hecho de que no siempre que se enfrenta a una selección -en teoría- más débil se la termina superando en juego y en el resultado final; y lo más importante, ese equipo “B” del que se está hablando es nada menos que Alemania.

Un seleccionado que a lo largo de su historia no ha necesitado de grandes figuras para definir la mayoría de los torneos continentales que ha disputado.

Porque cuando el funcionamiento es bueno un equipo no necesita fenómenos sino tan sólo buenos jugadores; y eso es lo que ha sido Alemania a lo largo de su historia.

Funcionamiento en base al constante trabajo!

Porque nada ni nadie te garantiza ser campeón; hay que buscar la forma de aproximarse a ello sabiendo que en toda competencia siempre es más probable no serlo.

Y en esa búsqueda los alemanes suelen ser los mejores en base a un trabajo metódico, serio y constante que nunca se dejó llevar por los resultados.

Porque si bien ha sido muchas veces campeón en tantas otras les tocó ser segundos; eso que para algunos, que olvidan que para ser campeón primero hay que llegar a la final y en ella siempre uno cae derrotado, es sinónimo de fracaso.

Pero el jugador alemán parte de conceptos que lo llevan a tener una mentalidad diferente a la que estamos acostumbrados. Así, por ejemplo:

– Para el alemán jugar un “monito” no es más que una práctica para mejorar la técnica en el pase en corto y rápido con ambas piernas; por acá se resume en un castigo para el que le quitaron la pelota.

– Para el alemán quedarse fuera de hora a entrenar implica superarse a sí mismo, haciendo hincapié en aquellas cosas en las que es consciente debe mejorar, todo en aras de ser un jugador más completo. Acá se trata de una pérdida de tiempo partiendo de la base que no hay nada que mejorar.

– Para el alemán entrar unos minutos a defender la camiseta de tu equipo es un honor; por estos lados se considera una falta de respeto y no implica más que consumir minutos cuando se va ganando.

Así, a vuelo de pájaro, se pueden ver algunos “detalles” que marcan cómo piensan ellos, cómo les va a otros y por qué cuando hablamos de la Mannschaff no debemos hacer mención a un equipo “B”.

ABSURDO FORMATO PARA EL MUNDIAL 2026!

El 10 de enero de 2017 se aprobó la nueva modalidad de disputa de una Copa del Mundo de selecciones mayores.

Así, el mundial de 2026 tendrá 48 participantes. Un verdadero atentado al fútbol!

Serán 48 selecciones repartidas en 16 Grupos de 3 países cada uno, donde avanzarán a la 2da ronda los 2 primeros; a partir de allí se jugará un sistema de play off.

Significa que todos jugarán un mínimo de dos partidos y los cuatro primeros, como hasta hoy, seguirán jugando siete.

Pero esto y cuántos cupos se le dará a cada Confederación es lo de menos; lo que está en juego es el prestigio de la máxima competencia que el fútbol conoce.

No se puede tener un mundial con 48 países con grupos impares donde el último partido de cada grupo será una invitación al arreglo.

El país que disputa los dos primeros juegos podrá ver como sus rivales definen el grupo pudiendo arreglar su partido de modo de acceder a la segunda fase; tal como lo hicieron Italia – Japón en el Sub.20 de Corea del Sur 2017.

Es que este sistema de disputa implica el retorno de la suspicacia a los mundiales. Lo que se erradicó en 1998 vuelve en 2026. A partir del mundial de Francia tuvimos un mundial que reducía el nivel de «joda» al máximo. Hoy lo perdimos!

Digo que se erradicó en el año 98 la suspicacia que significaba que clasificaran los 4 mejores terceros de cada serie; ello, aumentando el número de participantes a 32 y disponiendo la clasificación de los dos primeros de cada grupo jugando el último partido de cada serie a la misma hora.

FIFA con aquél cambio pretendió lo contrario a lo que ahora votó para 2026 donde habrá países que salgan a jugar sabiendo qué resultado puede llegar a convenirle a ambos, y concretarlo.

Se dice que en la primera fase no habrá empates con lo cual a través de los penales se determinará al ganador.

Así, un país «débil» saldrá a colgarse del travesaño sabiendo que dos empates y algo de puntería en los penales lo dejarán prácticamente clasificado a los 16vos de final.

Como viene la mano estamos entonces a un año y medio de disfrutar el último mundial medianamente serio tal cual fue concebido.

Lo de Catar 2022 será el primer paso hacia una nueva era donde lo que pase dentro de la cancha será secundario.

Absurdas justificaciones.

Infantino pretendió justificar la implementación de este formato poniendo como ejemplo a Gales e Islandia alegando que pese a su buen desempeño en la Euro 2016 difícilmente puedan acceder a un mundial.

No recuerdo una frase de Blatter cargada de tanta falsedad e inmoralidad.

Todos los países tienen el derecho deportivo de clasificar a un mundial; que lo hagan o no pasa por otro lado.

El único continente absurdamente discriminado a lo largo de la historia ha sido Oceanía al que sigue impidiéndosele la clasificación directa al mundial. Pero de ellos Gianni no se acordó.

Australia debió irse a Asia a jugar la eliminatoria sin chistar. Casi tan ridículo como Japón jugando la Copa América de 1999.

Por eso Gianni está muy equivocado!

A la hora de hablar de una clasificación a la Copa del Mundo sólo hay que considerar aspectos geográficos y atribuir los derechos que correspondan partiendo de la equidad.

Si un rejuntado de islas más algunos países con cierta historia (35 en total) hacen que CONCACAF tenga 3.5 plazas para un mundial no me explico cómo Oceanía no puede tener una.

Si México tiene su Confederación y de ahí no se mueve, Australia que tiene la suya tampoco debería moverse.

Hace ya décadas que la Copa del Mundo representa a TODAS las Confederaciones; bueno, a todas menos a Oceanía.

La supremacía de Australia sobre el resto de Oceanía es similar a la que México tuvo históricamente sobre el resto de los países de CONCACAF; sin embargo, México tiene tres posibilidades de acceder directamente al mundial y Australia -y el resto de los países de la OFC- no tienen ninguna.

Entiendo entonces que el único fin que persigue este absurdo cambio es el de recaudar.

A partir de 2026 más que nunca importarán los billetes. Dará igual si a una final llegan Brasil-Alemania que Namibia con Burkina Faso; solo importará contar con una buena infraestructura y sumar partidos para la tv.

Por eso amigo Gianni haga lo que prometió al asumir! Procure darle transparencia al fútbol, revea la instrumentación de este ridículo mundial y terminemos con las suspicacias.

Mi sueño de ver a Uruguay Campeón del Mundo ¿es posible?

Desde que tengo uso de razón no tengo mayor sueño en mi vida que el de poder ver a Uruguay campeón del mundo.

Si bien el sueño tendría su realización ideal en un mundial de mayores debo confesar que me sentiría satisfecho si al menos puedo ver esa vuelta olímpica celeste en un mundial juvenil, cualquiera sea la categoría.

Pero hay un hecho relevante por el cual desde siempre sostuve que es prácticamente imposible que mi sueño se pueda hacer realidad. El paso de los años no ha hecho más que reafirmarlo.

Se trata de una circunstancia objetiva, que va más allá de los rivales circunstanciales o la posibilidad de saltar alguna fase de la competencia a través de una definición por penales, donde solemos no ser más efectivos que los rivales.

Y esa circunstancia la traslado a ustedes a través de una simple pregunta… ¿han visto ustedes alguna vez ganar a Uruguay siete (7) partidos seguidos?

Yo tampoco!

Eso, sumado a lo difícil que es avanzar una vez que se accede a los octavos de final de un mundial -bajo el formato actual-, donde aparece el físico -por el alargue- y la efectividad -por los penales- como condimento extra al juego de 90 minutos, me hace pensar cada vez con mayor convicción, de que difícilmente pueda llegar a ver a Uruguay campeón del mundo.

Dejen de decir que «están matando al fútbol»

En dos días de Copa de las Confederaciones se han escuchado más críticas a los últimos cambios que operaron sobre las reglas del juego que las que hubo en todo un año desde que se anunciaron y -varias de ellas- se pusieron en práctica.

Incluso pasaron 52 partidos de un mundial Sub.20 y ni por asomo se leyó tanta crítica hacia la nueva reglamentación, especialmente al sistema VAR.

Sin entrar a analizar cada uno de los cambios me quiero detener en la frase “están matando al fútbol”.

Frase asimilable a aquella que dice “todo tiempo pasado fue mejor” y que en realidad no es más que una excusa para quien la dice, que entiende que lo que él vio y vivió fue lo mejor.

En realidad ni siquiera sabe si fue lo mejor pero es más cómodo no entrar a averiguar cómo era antes y mucho menos pensar qué tan bueno puede ser después.

Porque en ambos casos se le plantea el mismo problema, tener que estudiar!

Estudiar por un lado la historia de este deporte, con la infinidad de normas que lo han regido desde sus comienzos, y por otro leer, analizar y comparar con el reglamento actual, la incidencia de los cambios que se han planteado.

Pero claro, la mayoría ni siquiera conoce el reglamento actual.

En lo que hace a los últimos cambios yo sugiero que antes de decir que se está matando al fútbol nos tomémonos un tiempo para evaluarlos.

Porque yo les pregunto, ¿en 1991 alguno de ustedes dijo que las nuevas normas mataban al fútbol? O como no había redes sociales se olvidaron. Ah, ni siquiera recuerdan las normas anteriores.

Me refiero a cuando para sancionar un offside se cambió la referencia y el atacante ya no tenía que estar por detrás del penúltimo defensor sino en la misma línea.

Y sigo, ¿dijeron algo cuando al asistente se le dio potestades para que en caso de duda sobre una posición adelantada pudiera dejar seguir?

Y cuando se prohibió el pase atrás al golero en 1992, ¿ahí no se estaba matando al fútbol? Ah, ¿no sabían que el golero la podía agarrar con la mano? Sí, podía. Y hasta 1996 podía agarrarla cuando se la pasaban desde un saque lateral.

Y el fútbol no se murió.

Sólo que como todos los deportes ha sufrido modificaciones a lo largo de su historia. Las que no dan resultado se quitan y vuelve atrás.

Y a no engañarse. Lo que muchos llamar folclore no es parte del juego; es pan para hoy (cuando te beneficia) y hambre para mañana (cuando te perjudica).

Lo que importa es que las normas se respeten, sean claras e iguales para todos; en definitiva, que exista justicia deportiva. Cuando más nos podamos aproximar a ella mejor. Si los cambios -como el VAR- sirven para ello genial, sino habrá que dar marcha atrás y eliminarlo.

Pero el fútbol no muere. Nadie está matando al fútbol.

Está en uno adaptarse a los cambios en lugar de caer en la intransigencia y creer que lo que uno vivió fue lo mejor que le pasó al fútbol en sus 150 años de historia.

Cuando algo se sanciona NUNCA podrá existir culpa del VAR

Desde la implementación del nuevo sistema de asistencia por video al árbitro (VAR) se han escuchando diversas críticas, la mayoría infundadas, habida cuenta que parten de supuestos que no han sido siquiera previstos.

Existe un gran desconocimiento de todos los allegados al fútbol respecto a cómo funciona, cuándo y quién lo aplica; ello ha llevado a que ahora, en plena Copa de Confederaciones, escuchemos frases como “el VAR se equivocó”.

Y hay que ser bien contundente y diferenciar dos situaciones.

Puede pasar que el VAR omita denunciar alguna situación que la norma le exige lo cual, configuraría un error por parte de quienes están a su mando.

Pero jamás, por ninguna circunstancia, se podrá decir que ante la toma de alguna decisión durante el partido, el VAR pudo haberse equivocado.

Eso debido a que el árbitro principal continúa siendo la máxima autoridad del juego lo que implica que la última decisión SIEMPRE sea la suya.

Estará entonces en el buen árbitro: a) solicitar la intervención del VAR en caso de duda; b) no dejarse llevar y cobrar directamente en base a lo que le dicen desde el VAR -ya que este no hace más que advertir una situación de juego-; c) AUXILIARSE en lo que le dicen desde el VAR, pero SOLICITAR la imagen y DECIDIR en última instancia.

Así que aquellos que critican a los que imparten justicia en un encuentro sepan que antes de criticar al VAR pueden seguir haciendo como hasta hace dos meses, descargando toda su ira contra el árbitro principal.

NO HAY POR QUÉ HACER LOS TRES CAMBIOS!!!

Hay gente convencida que es obligación hacer todos los cambios que prevé el reglamento como si ello te llevara, per se, a la obtención de un resultado.

Da la casualidad, también, que ese pedido desesperado de hacer las variantes nace de quien ve a su equipo caer derrotado. Suele pasar que cuando su equipo gana los cambios no eran tan importantes y quizás nunca se entere si se hicieron una, dos, tres o las cuatro variantes que ahora prevé el reglamento en caso de prórrogas.

Lo que hay que analizar es qué se pretende con un cambio.

Las variantes se hacen cuando los que están afuera pueden CAMBIAR, en positivo, algo de lo que hasta ese momento está sucediendo dentro del campo y no resulta favorable a tus intereses.

A veces un cambio inoportuno, lejos de mejorar, trastoca lo bueno que se está haciendo.

Porque hay algo a tener claro; no siempre que tu equipo está perdiendo es porque se estén haciendo las cosas mal. El rival también juega.

Si tu equipo está bien parado y no está siendo superado, ni siquiera físicamente, no hay motivos para tener que cambiar salvo que quien esté afuera reúna al menos las mismas cualidades de quien está en cancha.

En caso de duda, siempre optar por dejar al que está desempeñándose de manera correcta. A uno lo estamos viendo rendir, sabemos que es lo que está dando; el otro es una incógnita, si bien puede ser solución también puede romper con todo lo bueno que se venía haciendo.

Por eso cuidado a la hora de hacer pedidos fundados en frases hechas.

Para cambiar, que sea siempre para mejorar!

¿La Fórmula 1 aburrida?

Para los amantes de la categoría reina del automovilismo no existirá temporada o circunstancia que le permita llegar a una conclusión así.

Entiendo a quienes no sienten pasión por este deporte cuando se preguntan asombrados cómo puede hacer uno para levantarse de madrugada a ver una carrera que la mayoría de las veces -para ellos- no genera emoción ninguna; qué decir de levantarse a ver una clasificación o prueba libre.

Quien siente pasión por algo encuentra en ella motivos y argumentos suficientes para explicarles a aquellos que no la sienten qué es lo bueno o malo de una disciplina deportiva.

Los que consideran a la F1 aburrida basan su afirmación, fundamentalmente, en el hecho de que “siempre ganan los mismos”.

A esos les pregunto si ven en el fútbol un deporte atractivo.

Porque la F1 no es más que una rama dentro de una disciplina deportiva (el automovilismo) tal como la Bundesliga lo es dentro del fútbol. Entonces les hago otra pregunta, ¿es la Bundesliga más “divertida” que la F1? ¿Acaso allí no gana siempre el mismo?

A los que se quejan porque son pocos los que luchan por el campeonato les cuento que la F1 de hoy no es muy distinta de lo que ha sido a lo largo de la historia (en lo que a paridad se refiere).

A los que no les gusta el aspecto de los coches no tienen más que adaptarse; ello no hace al nivel de las carreras. El cambio en el sonido de los motores es similar al visual ocurrido con los diseños de los monoplazas según pasaron las décadas.

Los coches de hoy no tienen nada que ver a los de los años 90’, 80’, 70’ y así hasta los comienzos del 50’. Uno podrá decir cuál le gusta más o menos pero no por ello algo será más o menos aburrido.

Lo cierto y objetivo es que en todas las décadas hubo periodos de dominio claro de una escudería sobre las restantes. La diferencia es que antes había tres factores por los cuales aquél se disimulaba: menos carreras, diseño de los circuitos y falta confiabilidad en los coches.

Como en fútbol los campeonatos extensos favorecen al «mejor» y es por ello que, a la larga, más allá de algún traspié siempre logran imponerse y alcanzar el título.

Antes, por mejor que fuera el coche, tarde o temprano en el año se rompía. Eran comunes los problemas de motor, embrague, caja de cambios, entre otros; hoy la fiabilidad es altísima.

Antes, por mejor que fuera el piloto en algún momento del año si cometía un error lo pagaba con un abandono; cualquier despiste implicaba quedar fuera de los puntos. Hoy en todos los circuitos existen vías de escape de asfalto -la grava y el pasto prácticamente han desaparecido por temas se seguridad- y decenas de adelantos técnicos que disimulan los defectos de pilotaje.

Yo vivo la F1 desde comienzos de los 80’. Desde ahí vi periodos dominados por Mc Laren o Williams (80/90), Ferrari (00’), Red Bull o Mercedes (10’).

Campeonatos como los de los años 1984, 1987, 2007 o 2008 han sido excepciones y estas se dieron en parte por mucho de lo expresado más arriba.

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Senna-Prost 1988

Muchos de los que dicen “en la época de Senna eso no pasaba” claramente no vieron sus carreras y, como suele ocurrir, toman frases que ya se han convertido en leyendas urbanas.

Esos que creen que las carreras de Ayrton se definían todas entre 5 pilotos cual si fuera el Gran Premio de Monza de 1971 olvidan lo que fue la hegemonía absoluta de Mc Laren (Honda), auto imbatible entre el 88′ y 91′, con el cual consiguió sus tres títulos mundiales.

En definitiva, todo está en cómo sientas el deporte. Si sos amante de la F1 siempre encontraras justificación suficiente para sentarte durante casi dos horas frente a la tv sea a la hora que sea.

Mis amigos nunca lo llegaron a entender, quizás yo tampoco sepa explicarlo; pero cuando algo te apasiona la razón pasa a segundo plano.

Venezuela con base para Catar 2022

Más allá del dolor que causa no haber podido acceder a la final del mundial Sub 20 corresponde, antes que ver las causas y errores atribuibles a nuestra selección, resaltar lo hecho por Venezuela.

Es hora de darle mérito al equipo de Dudamel quien podrá, en pocos meses, hacer algo que ninguna selección en el mundo puede hacer, subir a la mayor de cara a al mundial de Catar, a todo este seleccionado Sub.20.

Porque no hay nada mejor para un entrenador que poder cambiar un plantel entero cuando el que había no reunía las condiciones mínimas de competitividad. Y eso sólo se puede hacer sin presión ni exigencias desmedidas; nada mejor entonces que un país como Venezuela para poder hacerlo.

Al día de hoy restan cuatro partidos para terminar esta eliminatoria y Venezuela ya está eliminado para Rusia 2018. El técnico podrá optar entre rescatar algún jugador de los que ha venido jugando -y “cuidar” a los Sub.20- o darle entrada desde ahora a la base sub campeona juvenil para que comience a adquirir experiencia sabiendo que la eliminación no es producto de su trabajo.

En cualquier caso esta generación tendrá una preparación bárbara de cara a Catar 2022; contará con una base de jugadores de entre 22 y 23 años con una experiencia de 5 a 7 años jugando juntos. No es poca cosa.

Más allá del resultado y los objetivos que puedan llegar a lograr, lo cierto es que es que tendrá una de las mejores bases, en lo que a trabajo y planificación se refiere.

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