Hay gente convencida que es obligación hacer todos los cambios que prevé el reglamento como si ello te llevara, per se, a la obtención de un resultado.

Da la casualidad, también, que ese pedido desesperado de hacer las variantes nace de quien ve a su equipo caer derrotado. Suele pasar que cuando su equipo gana los cambios no eran tan importantes y quizás nunca se entere si se hicieron una, dos, tres o las cuatro variantes que ahora prevé el reglamento en caso de prórrogas.

Lo que hay que analizar es qué se pretende con un cambio.

Las variantes se hacen cuando los que están afuera pueden CAMBIAR, en positivo, algo de lo que hasta ese momento está sucediendo dentro del campo y no resulta favorable a tus intereses.

A veces un cambio inoportuno, lejos de mejorar, trastoca lo bueno que se está haciendo.

Porque hay algo a tener claro; no siempre que tu equipo está perdiendo es porque se estén haciendo las cosas mal. El rival también juega.

Si tu equipo está bien parado y no está siendo superado, ni siquiera físicamente, no hay motivos para tener que cambiar salvo que quien esté afuera reúna al menos las mismas cualidades de quien está en cancha.

En caso de duda, siempre optar por dejar al que está desempeñándose de manera correcta. A uno lo estamos viendo rendir, sabemos que es lo que está dando; el otro es una incógnita, si bien puede ser solución también puede romper con todo lo bueno que se venía haciendo.

Por eso cuidado a la hora de hacer pedidos fundados en frases hechas.

Para cambiar, que sea siempre para mejorar!