Hoy se cumplen 30 años de aquella madrugada donde Nacional obtuvo su tercera Copa Intercontinental luego de derrotar al PSV de Holanda en una interminable tanda de penales (7-6) tras empatar 2-2 en la hora del tiempo suplementario.

Apasionante final donde cayeron varios mitos y estadísticas:

quien empieza primero la tanda de penales tiene 21% más de probabilidades de ganar;

quien tiene el golero más alto generalmente gana;

Si hoy es importante la diferencia de altura en los goleros más lo era antes de 1996 cuando el reglamento le exigía quedarse quieto hasta que la pelota fuera lanzada por el ejecutante.

Van Breukelen, bastante más alto que Jorge Seré, fue por demás respetuoso de esa norma y así fue como vio de cerca varias pelotas pudiendo detener sólo el remate de Daniel Carreño.

Por su parte, el arquero tricolor atajó tres penales convirtiéndose en la figura de la definición.

un ínfimo porcentaje de series se ganan tras tener 3 match point en contra.

Pues bien, Nacional salvó seis, tres durante la serie de cinco, algo que muy pocas veces se revierte.

Si fallaba Castro, convertía Lerby o erraba De León -penales 4-5-5 de la serie- PSV era campeón. Luego, por haber comenzado segundo, si en el mata – mata erraban De Lima, Revelez u Ostolaza, también el PSV -que ya había convertido- se hubiera consagrado campeón.

Fue la tercera Copa del mundo para Nacional y la sexta para el fútbol uruguayo.

Otra con tinte épico, no sólo por lo que fue la definición por penales sino por el empate agónico en el minuto 120 de partido.

En aquél momento Nacional y Peñarol quedaron como los equipos más ganadores en el mundo con tres Intercontinentales cada uno. Hoy están lejos, muy lejos.

De todas formas no pierdo las esperanzas de alguna vez poder volver a verlos en lo más alto.