Sí, después de la Copa Davis (1900) este es el torneo más trascendente que se pudo haber inventado. En los Grand Slam podemos ver a los jugadores de elite compitiendo entre sí, como en cualquier otro torneo, con la diferencia de que acapara más atención y su conquista es más relevante para el palmarés de quien lo obtenga.
Aquí podemos darnos el lujo de ver a los mejores tenistas del momento jugando juntos, por más que estén divididos en dos equipos.

Nació de la cabeza del mejor tenista de todos los tiempos, Roger Federer. Una creación que le permitió al suizo darse el gusto de jugar un partido de dobles junto al mejor tenista de la historia en polvo de ladrillo, Rafael Nadal.
Acérrimos rivales en la última década y máximos ganadores de Grand Slam de todos los tiempos (19 para el suizo, 16 para el español) disfrutaron del evento como dos niños. Se dieron consejos, rieron, sufrieron, abrazaron y terminaron festejando como si fuera el primer torneo que ganaba cada uno.
Se trata de un torneo donde se enfrentan EUROPA y RESTO DEL MUNDO. Cada equipo tiene un capitán, seis jugadores y un suplente.
El capitán elige a dos jugadores de su preferencia y a los cuatro primeros del ranking ATP.
Durante tres días se juegan tres partidos de singles y uno de dobles cada día; la pareja del dobles no puede repetirse.
Los partidos del primer día valen 1 punto, los del segundo valen 2 y los del tercer día valen 3. El ganador es aquél que llega primero a 13 puntos.
Cada partido se juega a 3 sets con la particularidad de que los dos primeros se definen por el tie break habitual y el tercer set, de ser necesario, se juega en modo “súper tie break”, a 10 puntos.
Si terminados todos los partidos hay empate (en 12 puntos) se juega inmediatamente un partido de dobles, a un set, en modo “súper tie break”, es decir, a 10 puntos.
Generalmente los grandes torneos se consolidan a través de los años; por diversas circunstancias ninguno nació acaparando la atención y admiración de todos los aficionados.
La Laver Cup rompió el molde. Nació siendo un éxito desde la presentación, días antes del primer partido, hasta el momento mismo de la celebración que contó además con la presencia de la leyenda que lleva el nombre del torneo, el doble ganador del Grand Slam (1962, 1969), Rod Laver.
Vivimos tres días del mejor tenis. Los perdedores demostraron frustración por no poder alcanzar el trofeo y los ganadores estaban radiantes de haberlo hecho. Fue un torneo deseado por quienes lo disputaron y seguramente, desde ahora, anhelado por quienes lo vieron por TV.
Los tenistas ya no sólo pensarán en el ranking para ser cabezas de serie de los torneos y jugar el Masters; a partir de hoy jugarán todo el año para poder tener el honor de participar en la Laver Cup.
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