Uruguay es un grande del fútbol mundial, eso es indiscutible y lo debemos decir orgullosos.
A quienes digan que nuestros títulos son en blanco y negro alcanza con decirles lo siguiente:
- Desde que el fútbol es en colores Uruguay ganó cuatro Copas América (1983, 1987, 1995 y 2011) ello es más de lo que ganó Paraguay, Perú, Chile, Colombia, Bolivia, Ecuador y Venezuela en toda su historia; en colores o blanco y negro.
- Países como Hungría y Checoslovaquia supieron ser potencias a nivel mundial cuando el fútbol era en blanco y negro. A ello podríamos sumarle selecciones como la austríaca, soviética o incluso la sueca, que también fue finalista en 1958. Pero mientras todas estas selecciones han desaparecido de la élite del fútbol mundial, la celeste, incluso habiendo tenido décadas nefastas en cuanto a su manejo dirigencial, nunca dejó de ser potencia en su continente, ha sabido estar dos veces entre los cuatro primeros del mundo (1970/2010), permanentemente tiene jugadores brillando por el mundo y, además, en los últimos años ha concurrido asiduamente a los mundiales de las distintas categorías.
- Y lo más importante, la mayoría de los que intentan desmerecer nuestros logros omiten un «pequeño detalle», empezaron a jugar al mismo tiempo que nosotros.
Todo esto con solo 3.200.000 de habitantes (lugar 134 a nivel mundial).
Si tomamos en cuenta que tenemos una población envejecida y que hay más mujeres que hombres, la cantidad de posibles jugadores de fútbol para seleccionar es considerablemente inferior a la enorme mayoría de las más de 200 selecciones que integran la FIFA.
Ahora bien, esa realidad -objetiva- de ninguna manera puede servir para justificar resultados deportivos; ni derrotas o posibles fracasos, ni para sobrar a nuestros ocasionales rivales.
Si todo se redujera al tamaño de un país o su población los campeonatos del mundo habrían sido ganados reiteradamente por Estados Unidos, la Unión Soviética, China, India, Indonesia, Nigeria, Japón o algún que otro populoso país. Lo cierto es que salvo el primero, en Uruguay, los demás ni siquiera supieron acceder a una semifinal.
El tema es bien sencillo. Uruguay es un país pequeño y poco poblado pero donde se respira y nace para vivir el fútbol como en pocos lugares del mundo. Acá nacemos con la pelota debajo del brazo; nacemos para jugar al fútbol. Nuestra cultura gira en torno a una pelota. Claramente eso no sucede en los países antes mencionados.
Y ahí está la clave que tira abajo las teorías de “tamaño o cantidad de personas” que tiene cada país como sinónimo de ganar más o menos campeonatos.
Porque insisto, de ser mínimamente cierta esta teoría, China o la ex Unión Soviética hubieran salido siempre campeones del mundo no sólo en fútbol, en todos los deportes!
El ejemplo más claro de que todo pasa por la cultura e idiosincrasia de cada país lo da Nueva Zelanda en rugby.
Los All Blacks tienes una supremacía que no se da prácticamente en ningún deporte. Supremacía física y técnica, individual y grupal; sin embargo, es algo más grande que nuestro país y tiene sólo un millón más de personas.
Pero claro, allí se nace para jugar al rugby!
Comentarios recientes